¿Has escuchado el dicho "cuanto más sabes, menos sabes"? Pienso en esto mientras reflexiono sobre el encuentro evangélico de hoy entre Jesús y Nicodemo. También pienso en esta frase cuando evalúo mi propio entendimiento de la fe.
He sido estudiante del Señor y sus enseñanzas durante muchos años y he aprendido muchas cosas al dedicarle mi vida. Sin embargo, lo más importante que recibo es que nunca lo sabré todo y que Él sigue siendo mi maestro. El evangelio de hoy es un gran recordatorio de que podemos tener conocimiento de Dios y enseñanzas de la fe, pero Él todavía quiere mostrarnos más. Él quiere que no estemos atados a nuestro entendimiento de Él. Incluso si sentimos que no sabemos lo suficiente o comparamos nuestro conocimiento con los demás, Dios quiere que todos nuestros corazones se conviertan en el aula de sus enseñanzas de amor y quiere que seamos estudiantes de la fe de por vida para que el Espíritu pueda moverse libremente en nosotras.
A medida que avanzamos por la vida y entramos en un ritmo con el Señor, podemos ser tentadas a sentirnos cómodas en nuestra relación con Él. Caemos en esta falsa idea de que el Señor es tan predecible. En cierto modo, ¡sí! Podemos predecir que Él siempre será fiel. Él siempre responderá a las oraciones. Él siempre estará presente. Esto es tener fe. Lo que sigue siendo impredecible son las formas en que Dios se mueve en nuestras vidas, las formas en que esas oraciones son contestadas y la forma en que Él se hace presente para nosotras.
Hermanas, hoy hagamos una pausa y dejemos que el Espíritu nos mueva libremente, como el viento. Dejémonos sorprender por las nuevas formas en que el Señor nos revelará su amor.