Hay veces que la vida es agotadora, dolorosa, …simplemente, es difícil. Cuando se pone así la vida, muchas veces quiero rendirme, sin mirar para atrás. Pero afortunadamente, tengo a Dios, y por Su abundante gracia, tengo a mi esposo. Tener a Dios siempre ha sido la cosa que me hace reconsiderar esa decisión. Y mi esposo ahora es la persona que ni siquiera me deja seguir pensándolo, y que me recuerda de todas las bendiciones que me ha dado mi Diosito.
Últimamente, mi vida ha sido como una montaña rusa, en todos aspectos – de eventos, de emociones, de mentalidad. Pues, simplemente, ha sido difícil. Ha habido muchísimas lágrimas y muchas noches sin dormir. Y lo peor es que no sé cuándo vaya a mejorar.
Dios me da mucha gracia y muchas bendiciones, pero eso no cambia que siga siendo difícil la vida. Pero por medio de Su palabra en la lectura de hoy, Él me ha hablado. Por medio de Su santa palabra, el Señor me dice que está bien que la vida sea difícil. Que está bien ser pobre, triste, abatida. Que está bien llorar. Nos dice: “Dichosos los que lloran ahora, porque al fin reirán.”
Hay que mantenernos firmes en Su palabra, en Su amor, sabiendo que cuando la vida se pone difícil y cuando pensamos que ya no aguantamos, esos tiempos pueden llegar a ser los más fructíferos. Y que esos momentos son oportunidades para enfrentar los problemas con Cristo, y compartir en su sufrimiento, para llegar a ser más como Él. Para un día reírnos con Él y compartir en Su reino.
Entonces, llora, hermana. Suelta todo, dáselo a Jesús. Llora ahora, Jesús te escucha y te quiere consolar. Llora con la fe de que el plan de Dios te vaya a llevar a momentos tan gozosos, y que al final de todo, reirás con Él.
// Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Es esposa e hija amada de Dios. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).