“A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias.” (Salmo 50)
Confieso que he tenido problemas con el ayuno durante la cuaresma. Cuanto más pienso en el sacrificio que quiero hacer, menos inclinada estoy a pensar que puedo prescindir de ello. ¡Incluso me he preguntado si la razón por la que la Iglesia nos pide ayunar durante la cuaresma es para que podamos darnos cuenta de cuán miserablemente fallamos en cumplir nuestras promesas!
Pero la lectura del Evangelio de hoy me da una nueva perspectiva sobre el ayuno.
Los que guardan las reglas, los fariseos, son los que se preocupan por el ayuno. Jesús, en cambio, se centra en estar con Sus discípulos. Refiriéndose a Sí mismo como el Esposo, nos recuerda que cuando estamos con Él, el ayuno no es necesario. Sólo cuando el Esposo se va y anhelamos Su presencia es cuando el ayuno es necesario.Es cierto que por la gracia de nuestro bautismo, nuestro Señor nunca nos deja, pero podemos distraernos de seguirlo y, cuando lo hacemos, puede ser de gran ayuda ayunar como la Iglesia nos anima a hacerlo durante la Cuaresma.
Queridas hermanas, esta cuaresma ayunemos para sentir en nuestros cuerpos el hambre de nuestros corazones por Cristo. En lugar de pensar en lo que renunciamos, volvamos nuestra mente hacia el Amante de nuestras almas quien puede satisfacer cada anhelo de nuestro corazón.
Oremos: Dame señor un corazón contrito y puro que tenga hambre sólo de Ti.
// Casada en 1976, Lani Bogart fue recibida en plena comunión con la Iglesia Católica, el Domingo de Gaudete de 1996. Trabajó en obras parroquiales durante muchos años.Vive en Houston, TX donde su familia le brinda una alegría inexpresable y continúa enseñándole la importancia de conocer y amar a Jesús. Lani se deleita con las flores, la música y las risas de familiares y amigos.