“Son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.” (Efesios 2,19)
Hoy celebramos la fiesta de los santos Simón y Judas, apóstoles. Estos dos hombres caminaron con Jesús durante los tres años de su apostolado, ayudándolo y compartiendo con Él en cada momento. Sin embargo, San Judas se conoce como el santo de quien todo el mundo se olvida porque comparte nombre con Judas el traidor. Simón se conoce como el Zelote; era parte de un movimiento político en el judaísmo que buscaba incitar al pueblo a rebelarse contra los romanos. Es decir, a los ojos del mundo se pueden ver como apóstoles que no hicieron suficiente y a la vez hicieron demasiado. Pero cuando leemos el Evangelio de hoy, vemos que Jesús llamó a sus discípulos, eligiéndolos individualmente después de pasar toda la noche en oración (Lucas 6, 12).
Cada discípulo de Jesús, incluyéndonos a nosotras también, fue elegido con la misma intencionalidad. Todos enseñamos un ángulo diferente del rostro del Señor. En la primera lectura de hoy San Pablo nos dice, “Son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.” (Efesios 2,19) Es decir, todos somos elegidos y necesarios. Jesús no llama a los que están preparados y tienen todos los atributos necesarios, sino les prepara y les da lo necesario a los que ha llamado.
Cuando le decimos sí a Dios y respondemos a este llamado, nos convertimos en otro ladrillo en el cimiento que forma parte de la Iglesia. No importa si no tenemos mucho reconocimiento como San Judas o si tenemos un pasado cuestionable como San Simón.
Hermana, hoy te invito a que tomes unos minutos en oración meditando el gran regalo que eres para Papá Dios y para todos los que son edificados por ti. Démosle gracias también por todas las otras personas en nuestras comunidades que también forman parte de Su Santa Iglesia y nos edifican a nosotras. Así, juntas como Simón y Judas, podremos darle toda la gloria a Dios.
San Simón y San Judas, oren por nosotras.
// Joanna nació en Venezuela y se crió en Miami donde aprendió a hablar “fluent Spanglish”. Conoció a sus dos mejores amigas, Santa Teresita de Jesús y Santa Faustina, durante una misión en Haití y desde ese entonces su vida cambió. Próximamente, va a servir como misionera con NET Ireland. Para apoyarla en la misión haz click aquí (https://www.netministries.ie/missionaries/joanna-valencia).