Hay una canción que a menudo se me queda grabada en la cabeza y que comienza con este verso. Debido a que la canción es tan pegadiza, he pensado y rezado mucho con estas dos líneas. Creo que es porque me recuerdan a mi primer encuentro personal con Dios. Yo tenía trece años. Mi prima me invitó a ir al grupo de jóvenes de mi parroquia porque había muchos chicos guapos, así que fui. Aunque había sido católica practicante toda mi vida, Jesús era más un concepto que una Persona divina; Él estaba distante y era un poco aterrador en mi mente. Ese día en el grupo de jóvenes una muchacha estaba hablando y simplemente dijo “Dios te ama”. Esas palabras las había escuchado mil veces pero, sólo puedo explicarlo como un momento de gracia, por primera vez en mi vida pasó de mi cabeza a mi corazón. El Dios de todo el universo me ama personalmente, específicamente, y envió a Su hijo para redimirme, porque quiere que yo comparta con Él la gloria eterna. Me sentí demasiado pequeña para importarle tanto. Recuerdo que lloré por lo que parecieron horas.
Ese encuentro cambió toda mi vida porque la gracia de ese momento me hizo saber en lo más profundo de mí que estaba, estoy, y estaré siempre en la mente de Dios. Este Jesús que habla con autoridad en el Evangelio de hoy y libera al endemoniado es una verdadera Persona Divina que quiere una relación real conmigo y contigo, hermana. Es el mismo Jesús de entonces, como lo fue el día de ese encuentro personal, como lo es hoy en la Eucaristía en la Misa. No hay mayor historia de amor que esta.
Christy Vaissade creció en Brooklyn, Nueva York, hija de padres inmigrantes de la República Dominicana. Ha sido el deseo personal de Christy traer a otros a conocer la misericordia y el amor de Dios que ha cambiado y está cambiando su vida desde la joven edad de trece años. Christy es maestra de teología de secundaria, catequista, y cantora en su parroquia local. Ella y su esposo, Michael, viven en Nueva Jersey con su cachorro Pembroke Welsh Corgi, Daisy. Le encanta cocinar, ir al gimnasio, y pasar tiempo con sus sobrinos y ahijados.