¡Feliz Pascua, hermana! ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza! (Secuencia pascual)
Comienza un tiempo de gran alegría en la Iglesia. Jesús ha vencido la muerte, nuestra muerte, y está vivo, para que vivamos, plenamente, libres, con Él… ¡Que esta buena noticia te vuelva radiante de alegría, hermana!
En el Evangelio de hoy, vemos cómo María Magdalena y las mujeres tuvieron un encuentro con Cristo resucitado y “después de escuchar las palabras del ángel, se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos.” (Mt 28, 8)
Siempre he mirado a María Magdalena como ejemplo de vivir intencionalmente como discípulo de Jesús, tanto en los momentos de sufrimiento como en los de alegría y resurrección. Y siempre he admirado su gran amor, fidelidad, y valentía. Una mujer que en su pecado y debilidad fue rescatada y transformada por el profundo amor de Jesús, y llamada a ser la primera apóstol. Pido a Dios la gracia de ser más como ella.
Porque la verdad es que Jesús nos invita a nosotras también:”No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allí me verán”. (Mt 28, 10) Como cristianas, estamos llamadas a dejarnos transformar por el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que resucitó a Cristo, y a compartir la alegría de esta libertad de los hijos de Dios en un mundo dormido, un mundo con tanta sed de plenitud y de amor verdadero que sólo Cristo puede dar…
¡Hoy, hermana, te invito a la alegría! A dar gracias por tanto bien. Y a compartir gratis lo que has recibido gratis. A veces con temor, ¡ojalá siempre con gran alegría!
Padre, gracias por el regalo inmerecido de tu muerte y resurrección. Gracias por amarme tanto. Te pido que me aumentes la fe, el amor, y la esperanza durante este tiempo de Pascua. Dame la gracia de vivir de tal manera que la alegría y entrega de mi vida hace que mi prójimo te conozca a Ti. Tú en mí y yo en Ti. Que, en medio de tanto sufrimiento, tu iglesia sea una luz brillante de resurrección en este mundo.
Ashleigh Ladner es hermana, amiga, madrina, tía, y profesora de secundaria, y sobre todo, hija amada de Dios. Después de unos años viviendo en España, ha vuelto a sus raíces en New Orleans, Louisiana. Le encanta viajar y conocer lugares nuevos, leer, un buen espresso, y los girasoles, y sus modelos a seguir en la vida incluyen santa María Magdalena, san Ignacio de Loyola, san Juan Evangelista, y santa Teresa de Jesús.