¡Ay, qué difíciles son estas palabras! Por si acaso no me conoces, soy muy perfeccionista, y ser misericordiosa con los miembros de mi familia se me complica muchísimo. Hay días en que siento que mi esposo no puede hacer nada bien y me deja con todas las cargas a mi. Otros días, siento que le he explicado cien veces a mis hijos que no es bueno pelear, pero se siguen agrediendo como gatos y perros.
Pero entonces, cierro los ojos y recuerdo el momento en que entendí lo que es la misericordia. Cuando vivía en una comunidad católica en Roma, todos teníamos servicios que debíamos hacer para la comunidad. Un mes, mi servicio era levantarme temprano y preparar el café y el desayuno para la comunidad. Pero muchos días olvidaba poner mi despertador y no me despertaba a tiempo para hacer mi servicio. Entonces iba a la cocina cuando faltaban 20 minutos para la alabanza matutina, y encontraba a otros miembros de la comunidad estresados preparando la comida rápidamente. Nadie iba a poder desayunar por mi culpa. Debes imaginarte que después de que esto pasó una vez, me empecé a despertar temprano.
¡Pero no! Esto pasó muchas veces. Y lo que más me tocó el corazón de esta experiencia fue que nadie me gritó y me dijo que era una egoísta irresponsable. Nadie me llamó la atención por no hacer mi servicio una y otra vez. En cambio, me daban amor, y hasta uno de mis hermanos empezó a despertarse más temprano por si acaso yo me olvidaba. Esta fue la primera vez en mi vida que viví tanta misericordia. Un día en adoración comencé a llorar porque por fin había vivido en carne propia la misericordia de mi Padre.
Así es la misericordia de nuestro Padre. Él espera pacientemente a que nosotras comencemos a cambiar. Es más, cuando seguimos equivocándonos, manda soluciones para ayudarnos y resolver los problemas que nuestras faltas han causado. Así de grande es su amor, y de este tamaño debe ser nuestro amor por aquellos en nuestra vida.
Entonces, en este tiempo de cuaresma esta es mi oración:
Padre, ayúdame a ser tan misericordiosa con mi familia como Tú lo eres conmigo. Ayúdame a aguantar con paciencia y amor los errores de mi marido. Ayúdame a amar a mis hijos a través del proceso que ellos tienen en comprender algo. Para mí es imposible, pero nada es imposible para Ti. Te pido que ese Viernes Santo yo pueda morir a mi falta de misericordia y caridad, y pueda resucitar junto a ti con un corazón nuevo, un corazón lleno de fuego y misericordia para los otros. Amen.
Natalia DuTeau fue una joven rebelde a quien Jesús conquistó y le cambió la vida. Ahora es una maestra licenciada convertida en mamá “homeschooler” (escuela en casa). Junto a su esposo Americano, intentan criar a sus 4 hijos bilingües y biculturales transmitiendoles la cultura latina viviendo en el norte de GA. Puedes encontrarla hablando en español mientras hace caminatas por el bosque con sus niños, tomando café (después de todo es colombiana), leyéndole a sus pequeños, bailando, o cantando y tocando guitarra.