Eso es exactamente lo que hizo Santa Clara. El cuento es que ella vino de una familia rica. No le faltaba nada. Pero un día, escuchó a San Francisco de Asís predicando en la calle y se fue a estudiar bajo su dirección. Clara dejó a su familia, sus cosas, todo lo que tenía, y se fue a seguir a Jesús, quien la llamó por medio de San Francisco.
¿Podríamos nosotras hacer lo mismo el día de hoy? La verdad, no sé si lo pudiera hacer yo. Siento que cada vez que trato de darle un “sí” a Dios, siempre sigue un “pero” – siempre trato de poner límites a Dios y a Su plan de mi vida. Cargo mis cruces cada día, pero ¿cuánto peso aguantaremos hasta que dejemos que Jesús nos ayude con esas cruces?
Pero Jesús nos lo da tan claro en el Evangelio de hoy. No tenemos que ir con Él. No nos obliga a hacerlo. Pero si es lo que queremos, ya sabemos qué hay que hacer.
Y es verdad: “¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida?”
Dios Padre, gracias por todas las bendiciones en mi vida – por mi familia, mis amigos, mi casa. Ayúdame a despojarme de las cosas del mundo, a girar mi mirada hacia Ti, y así tener una relación más profunda contigo, como tenía Santa Clara.
Santa Clara, ruega por nosotros.
// Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Es esposa e hija amada de Dios. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).