Es increíble la gracia de Dios. Al sentarme a leer la lectura de hoy, acababa de leer unas palabras de San Maximiliano Kolbe donde dice: “En todas partes del mundo podemos ver acción… partidas y regresos; idas y venidas; separación y reunión. La separación siempre espera con ansias la unión.” En sus palabras está describiendo a la Santa Trinidad y a todas las creaturas hechas por Dios.
Sus palabras inspiran contemplación para poder entender, pero junto al evangelio de hoy donde Jesús dice: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver…”, me doy cuenta de que en la vida hay temporadas donde dejamos de ver a Jesús en nuestras vidas. Puede ser que aunque lo busquemos en oración, sintamos la ausencia de Jesús en nuestro corazón o puede ser que la ausencia sea porque hemos elegido alejarnos de Él. De cualquier forma, la reunión es dulce y llena de amor y gozo.
Mi mamá tenía casi diez años de no poder ver a su mamá. Cuando finalmente pudimos viajar a Guatemala, mi mamá decidió sorprender a mi abuelita con su visita. Después de un viaje largo la camioneta se paró enfrente de la casa donde mi mamá había crecido. Nos bajamos rápido y, corriendo, mi mamá salió a encontrarse con su mamá. Fue un encuentro de tanta emoción y felicidad que se me quedó grabado en mi memoria. Mi abuela dejó todo al darse cuenta que era mi mamá la que iba llegando y corrió hacia la calle a encontrarse con ella. Ella no podía creer que tenía a su hija en sus brazos y mi mamá lloraba de alegría por sentir el abrazo de su mamá.
Así también me imagino que es la emoción y gozo de Jesús cuando regresamos a sus brazos y sentimos de nuevo su presencia en nuestro corazón. No importa cuánto tiempo pase sin estar con Él. Él nos espera con los brazos abiertos y lo deja todo para reunirse con nosotras.
Hermana, si estás atravesando por una temporada de desierto sin Él, ten fe que la reunión viene y será dulce y llena de amor y gozo.
Brenda Pineda reside en el sur de California con sus 3 hijos y su esposo. Es una Health y Life coach certificada. Actualmente por obra del Espíritu Santo trabaja para su Iglesia Parroquial. Sus pasiones incluyen el desarrollo personal y espiritual, la salud holística, y ayudar a los demás a encontrarse con ellos mismos y con Dios. Aparte de pasar tiempo de calidad con su familia (su lenguaje de amor), su pasatiempo favorito es compartir lo que Dios está obrando en la vida con una buena amiga mientras disfrutan una tazita de té.
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