El evangelio de hoy es una excelente oportunidad de tomar pausa y reflexionar sobre cómo nos acercamos a Jesús. Felipe acaba de ser invitado por Jesús a seguirlo. Tuvo un encuentro y quería contárselo a alguien. Cuando se lo mencionó a Natanael, fue recibido con aprensión.
Sin embargo, el encuentro fue real. Felipe lo sabía. Así que invitó al incrédulo diciendo “Ven y verás”.
¿Cuántas veces en nuestras vidas nos encontramos con el amor de Dios que solo queremos compartirlo con alguien? ¡El Señor toca nuestros corazones, nos llama a Él y somos movidas por la confianza y la emoción!
¿Nos sentimos desanimadas? ¿Tenemos miedo? ¿Nos sentimos inadecuadas para compartir la Buena Nueva porque no “sabemos lo suficiente”? ¿O nos movemos en la fe? ¿Con corazones ardiendo por Jesús?
Quisiera decir que sí, siempre estoy dispuesta a dar razón de mi esperanza (1 Pedro 3, 15). Pero hay momentos en que mi respuesta se parece más a la de Natanael.
He oído hablar de la bondad de Dios. He oído hablar de Sus promesas y del Mesías. Pero aun así, todavía no estoy segura de que Él vendrá a mí. Respondo con la misma postura que Natanael.
Sin embargo, Jesús no se deja influir por nuestra postura. Él no se detiene. Él no está esperando que lo averigüemos o incluso que confiemos en Él por completo. Todo lo que se necesita es venir y ver. Todo lo que se necesita es darle una oportunidad.
Cuando hacemos eso, al igual que en el evangelio de hoy, Jesús revela que tiene mucho más reservado para nosotras, más de lo que podríamos imaginar. Él no nos avergüenza por nuestras dudas, nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes. Él no está abrumado con las circunstancias de nuestra vida. Cristo ha estado allí a través de todo. Él nos ha visto en cada momento. Cuando nuestros ojos se abran a Su amor, cuando vengamos y veamos, Él nos revelará Su gloria.
// Steph Salinas es una esposa y madre que vive en el Valle Oeste de Arizona. Originalmente de California, disfruta del tiempo con su familia apoyando a los equipos deportivos de Los Ángeles. Tiene una licenciatura en Comunicaciones y su experiencia es en el ministerio parroquial y diocesano. Su corazón está en la planificación de oportunidades de encuentro con Cristo a través de eventos Blessed is She, al mismo tiempo facilitando recursos para la comunidad hispana.