Cuando pienso en el bautismo del Señor, pienso en los alrededor de 30 años que fue preparado en silencio por el Padre. Al leer y aprender de la vida de Jesus, se siente como si su ministerio en la tierra hubiera durado mucho más que tres años, de tanto de lo que se nos ha revelado en las Escrituras.
No sé tú pero a veces he sentido como si mis esfuerzos no han servido de mucho. Al no ver frutos me puedo desanimar, al no ver a mis familiares acercarse más a Dios, me pregunto qué he hecho mal. A veces, incluso, he sentido que todo lo estoy haciendo mal. A veces hasta me he culpado porque mis familiares no se han acercado más a Dios. Vivir de esta manera es muy desgastante emocional y mentalmente.
Pero quizás ayudarle a alguien llegar del punto “a” al punto “b”, no sea mi misión. Como Juan Bautista, quizás sólo sea mi misión preparar el camino.
Siento que en mi querer de que otros aprendan de Dios por lo que yo digo, a veces pueda tener su raíz en el orgullo (me quema algo por dentro al decirlo y aceptarlo). ¿Quién soy yo para hacer que las cosas salgan de la manera que yo pienso mejor? ¿Quién soy yo para sentirme con tanto poder?
Aprendamos de la humildad de San Juan Bautista quien predicaba diciendo, “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias.”
Dulce Aguirre creció como católica “por cultura” y se encontró, dulcemente, por primera vez cara a cara con el Señor durante un ensayo en el coro de su parroquia a la edad de 14 años. Ha sido la única católica practicante en su familia desde ese tiempo (hasta hace poco). Creció en Mesa, Arizona pero ahora vive en Tempe, AZ y trabaja como Asistente Bilingüe en una oficina de Comunicaciones. Su modo de oración favorito es cantar y tocar la guitarra. Le encanta caminar en los parques y ver la belleza de la naturaleza, especialmente sentir el viento bajo la sombra de los árboles. Sus santos favoritos son Padre Pio, Santa Faustina, San Rafael Arcangel, Santa Hildegarda de Bingen y San Ignacio de Loyola.