LECTURAS DE HOY
Nuestro salmo responsorial para hoy describe lo que debemos estar sintiendo en esta temporada de Pascua: después de pasar los días más “oscuros” de la Cuaresma, ahora la luz brilla en nuestras almas y nos regocijamos porque el Señor ha resucitado.
Me encanta pensar en la Iglesia en los primeros meses de su existencia. Los discípulos se fueron por todo el mundo, de ciudad en ciudad, proclamando la Buena Nueva. Sus corazones ardían por amor a Cristo y su fe los impulsaba a seguir y seguir, a pesar de cualquier dificultad que enfrentaban.
Creo que muchas veces encontramos ese mismo ardor en los corazones de los nuevos católicos que recibieron los sacramentos en la Vigilia Pascual. Sienten una alegría y un deseo profundo de vivir su fe y compartirla con los demás.
Que el ejemplo de tanto los primeros discípulos como los nuevos católicos nos impulsen a dar testimonio de nuestra fe. No tiene que ser algo formal ni una gran predicación. No tenemos que subir a una caja y gritar en las calles. No tenemos que escribir un libro ni dar conferencias. Lo que Dios nos pide es compartir su amor con los que nos toca convivir y con los que nos enfrentamos a diario. Capaz sea la persona en la cola en la tienda que dejas pasar primero. O la persona buscando un libro en la biblioteca que necesita ayuda. O tu hijo que está llorando y necesita un abrazo.
Cualquier momento cotidiano puede ser una oportunidad para compartir el amor de Dios. Vamos a darle gloria hoy y todos los días de nuestras vidas.
Tami Urcia es miembro de una familia católica muy grande. Ella y su esposo Peruano tienen cinco hijos pequeños y viven en Michigan. Durante su juventud, Tami pasó unos años como misionera en México y ha trabajado para la Iglesia casi toda su vida en diferentes capacidades. Ahora disfruta de un cambio de ambiente en una clínica médica cristiana. Ha sido traductora por más de 20 años.
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