"Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." (Jn 1,29)
Estas últimas semanas he necesitado ir a la eucaristía diariamente. Necesitaba Su Presencia Real, al Amor de los amores que se nos da como alimento a todos los que estamos hambrientos. En la eucaristía recibimos al Cordero pascual, sacrificado por nuestra salvación. ¡Jesús se nos da como Pan de Vida ! No le bastó con salvarnos, sino que quiso permanecer presente en cada sagrario de la tierra.
Dios, que murió como cordero y resucitó como león, está vivo, está aquí y nos espera escondido en un trozo de pan. Si tienes la oportunidad de acercarte a recibir al Cordero de Dios, ¡aprovéchala! Si puedes visitarlo, ¡hazlo : adórale, alábale ! Dios no se resiste a un corazón que está dispuesto a recibir.
La Santa Misa est le banquet donde recibimos al Cordero. Poder ir a misa es experimentar un trocito de cielo. San Juan Pablo II decía que la misa era el cielo en la tierra, y es verdad. En cada eucaristía el cielo se abre, en ella participamos junto a los ángeles y santos que adoran a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar con nosotros.
Por eso, te propongo un reto : vivir la próxima misa a la que vayamos como si fuera la primera, la única y la última.
Elisa Gómez es una joven mitad española y mitad portuguesa que ha sido transformada por el amor. Es la maire de 5 hermanos y está estudiando Derecho y Relaciones Internacionales. Tiene una gran pasión de ayudar a los demás y dedica gran parte de su tiempo al voluntariado. Le fascina la belleza de cada atardecer y la música. Al igual que "el amor le explicó todo", quiere llevar ese amor a todos los que le rodean.