“Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?'' (Lucas 11, 13)
Escuché una vez en un retiro un tema que me conmovió mucho sobre la oración. Nos contó el predicador de su vida de oración – de su relación con Dios – y dijo que hay que reconocer a Dios como Padre, Hijo, y Espíritu Santo por medio de nuestras oraciones. O sea, que por medio de la oración debemos llegar a tener una relación íntima con cada persona de la Trinidad. Pero nos dijo también que por mucho tiempo había luchado con su relación con Dios Padre. No quería hablar con Dios como padre. Y un día, llegó a entender que no confiaba en Dios como padre por los problemas que él tenía con su propio padre.
Esto me tocó mucho. En ese tiempo yo tampoco tenía una relación con Dios Padre. Bueno, no una relación profunda. No era una relación basada en la fe y confianza – porque yo también tenía poca confianza con mi papá. Cuando era pequeña, mi papá salía mucho por su trabajo. Trató de estar lo más que podía, pero no siempre podía. Mi papá es muy buena persona, pero en algunos momentos, cuando más lo necesitaba, me había fallado.
Pero al escuchar este tema, me entró una esperanza y una paz. Una esperanza de que la relación con mi papá terrenal podría ser, e iba a ser, sanada. Y con la paz de ese momento, empecé a ver a Dios como mi Padre celestial a un nivel personal.
Estas dos relaciones, como todas, siempre están cambiando y necesitan trabajo constante. Pero ahora veo que en todos los momentos que necesitaba de mi papá, ahí estaba Dios para darme un abrazo. Y mi relación con Dios Padre, que quiere darme lo mejor, sigue profundizando.
Toma unos minutos hoy para hablar con tu Padre celestial. Cuéntale de todo, lo bueno y lo malo. Y déjate abrazar por Él, déjate amar por Él, quien es un buen Padre, que te ama.
// Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Es esposa e hija amada de Dios. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).