En el mundo tan complejo en el que vivimos, la preocupación por las muchas responsabilidades que tenemos puede llegar a ser abrumadora. Usualmente, las personas responsables y trabajadoras se sienten muchas veces saturadas; ya sea porque tienen muchas responsabilidades o simplemente porque quieren hacerlas extraordinariamente bien.
Siendo una ansiosa perfeccionista en recuperación, cada vez que en el pasado escuchaba las palabras de este Evangelio: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan” sentía inevitablemente una punzada en el alma porque, en general, me identificaba con ella y me confundía que aparentemente nuestro Señor no valorara sus esfuerzos y su dedicación.
Con el paso del tiempo, caí en la cuenta de que estaba malinterpretando las palabras de Jesús. Él santifica y aplaude, por decirlo así, todos nuestros afanes, pero quiere recordarnos que hay una sola cosa que es realmente indispensable para vivir plenamente: Su presencia en nuestra vida y el tiempo que dedicamos a conectar con Él. Todo lo demás, incluyendo las responsabilidades, son cosas limitadas y pasajeras, que si no están unidas a la fuente de la vida, pueden perder su verdadero sentido.
El tiempo que una pasa en contacto consciente con nuestro Señor infunde significado, trascendencia, y sentido a todo lo que hacemos. Es en esa relación íntima y relajante con Dios donde una se nutre, donde caes en la cuenta de que no enfrentas los retos sola y por ende, donde las responsabilidades toman su verdadero tamaño, de manera que no terminen por aplastarnos.
Hermanas, creo que por fin entendí que no es que tengamos que ser como María o ser como Marta, el propósito es no olvidar o posponer la mejor parte: la convivencia con Él.
// Teresa Salmerón nació en la Ciudad de México, donde creció en una familia católica practicante y donde formó la suya propia. Ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos. Actualmente reside en Ohio, donde ha vivido desde hace 12 años y donde trabaja como traductora y maestra de español. Teresa tiene 3 hijos adultos a los que ama profundamente. Ha sido catequista y actualmente facilita un estudio Bíblico de un grupo de mujeres de su parroquia. A Teresa le gusta mucho bailar, leer, cocinar y convivir con su familia y amigos; y se siente profundamente agradecida por el infinito amor de Dios.