Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. (Salmo 102, 11-12)
Recientemente me di cuenta de la gravedad de mi propia falta de amor en una situación particular. El dolor que sentía era agonizante y me costaba mucho recibir el perdón de Dios y más difícil aún perdonarme a mí misma. Pero, hermana, la misericordia de Dios es tan abundante que no podemos comprenderla.
El salmista utiliza las distancias más extremas imaginables para comunicar la verdad de que la misericordia de Dios es infinita. Y, sin embargo, su misericordia también es personal. En su misericordia, Jesús desea escuchar la voz de Pedro, la misma voz que vergonzosamente y en secreto negó a Cristo en su momento de mayor sufrimiento. Jesús también sabe que Pedro necesita repetir las palabras de amor una vez por cada negación, para que el mismo Pedro se convenza de que realmente ama al Señor.
Pero Jesús no se detiene allí. Le da trabajo a Pedro, trabajo en el Reino de Dios. Por el mandato de apacentar a sus ovejas, Jesús le está encargando a Pedro que extienda a otros la misma misericordia que él ha recibido.
Asimismo, hermanas, cada una de nosotras que hemos recibido la misericordia de Dios hemos sido llamadas a una obra particular en el Reino de Dios.
O Jesús mío, gracias por tu misericordia infinita. ¡Hazme fiel a la obra que me has puesto hoy por delante! Amén.
Casada en 1976, Lani Bogart fue recibida en plena comunión con la Iglesia Católica con su esposo diácono, el Domingo de Gaudete de 1996. Recientemente se mudó de Phoenix a Houston, donde su familia le brinda una alegría inexpresable y continúa enseñándole la importancia de conocer y amar a Jesús. Lani se deleita con las flores, la música y las risas de familiares y amigos.
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