Cuando era joven, sabía que Jesús era la verdad, que estaba en la Eucaristía. Pero cuando me hablaban sobre los mandamientos de la iglesia, me enojaba. La iglesia era ridícula, anticuada y no sabía en el mundo en el que vivíamos. Al escuchar algunas de estas reglas, me parecía que proclamaban odio, y sentía aversión cuando los cristianos quieren imponerlas sobre los otros. Lo único importante era el amor de Dios, Él amaba a todos, hasta a los “pecadores”. Entonces, ¿para qué teníamos que andar por la vida proclamando reglas vacías? Es más, Jesús decía que las reglas de los fariseos iban en contra del amor, y vino para cancelar todas esas reglas ridículas. Entonces, comencé mi juventud viviendo con mis propias reglas, y diciendo que era seguidora de Jesús. Yo pensaba que podía amar a Jesús e ignorar estas reglas.
Algunos años después, descubrí que yo era la oveja perdida y lastimada. Había vivido mi vida a mi manera buscando un pasto más verde. No quise seguir las reglas de mi pastor y me fui por mi propio camino. Pero ahora, estaba mal, adolorida, vacía, y perdida.
Entonces decidí dejar mi vida por un año, y me fui a estudiar la fe católica. Ahí aprendí todas estas reglas ridículas, y en ellas descubrí un amor tan apasionado. Encontré la verdadera libertad. Encontré que cada regla tenía un sentido tan profundo y al descubrirlo, mi alma radicalmente estaba siendo transformada. Yo ya había vivido siguiendo mis propias reglas, y ahora, mi mayor felicidad era seguir a mi pastor. Me costó mucho trabajo aceptar muchas reglas, pero entre más las estudiaba y las entendía, más deseaba seguirlas. Y desde que comencé a amar la ley de Dios, mi alegría ha sido tan profunda.
¿Es fácil? No, pero vale la pena, porque en estas reglas descubrí mi libertad que me comenzó a transformar en la mujer que fui creada para ser. Hermana, ¿qué reglas o mandamientos te cuestan aceptar? ¿Qué es lo más confuso de esta regla? Hoy te invito a que investigues porque la iglesia enseña esto. Pregúntale a las personas que las siguen, y abre tu corazón a escuchar por qué.
Señor, te pido que nos ayudes a comprender y a amar tu ley, especialmente esas enseñanzas que son a veces difíciles de aceptar.
Natalia DuTeau fue una joven rebelde a quien Jesús conquistó y le cambió la vida. Ahora es una maestra licenciada convertida en mamá “homeschooler” (escuela en casa). Junto a su esposo Americano, intentan criar a sus 4 hijos bilingües y biculturales transmitiendoles la cultura latina viviendo en el norte de GA. Puedes encontrarla hablando en español mientras hace caminatas por el bosque con sus niños, tomando café (después de todo es colombiana), leyéndole a sus pequeños, bailando, o cantando y tocando guitarra.