Si tienes el honor de ser madre y has experimentado la lactancia de tu hijo, sabes la hermosa conexión que surge de ello. Ahora sé que hay madres que han deseado amamantar a su hijo pero no es parte de su experiencia. También conozco esposas que anhelan y desean de todo corazón ser madres. Te veo, rezo por ti, y espero que aceptes tus deseos como buenos.
Cuando salí embarazada por primera vez, estaba emocionada pero ¡no podía imaginar lo que vendría con la maternidad! Fui un recipiente que trajo a mis cuatro hijos a este mundo en un período de seis años: muy cansada, llena de amor por parte de ellos y asombrada de ver a mi esposo como padre.
En el Evangelio de hoy, la mujer que se acercó al Señor quiso honrar a María, quien se entregó como Su mamá. Miro mi propia relación con mis hijos. El Señor me bendijo con el don de amamantar a mis cuatro hijos. Sin embargo, seré honesta: me he quejado de los desafíos que conlleva la lactancia materna. Además de ser madre trabajadora, extraer leche se convirtió en una cruz para mí mientras estaba lejos de mis hijos. Me he quejado cuando debería estar agradecida por lo que Dios me ha dado.
Jesús redirige mi atención. Amamantar a mis hijos los nutrirá físicamente y eso terminará en algún momento. Leer la Palabra, escuchar Su voz, vivir una vida de fe y transmitir todo eso a mis hijos será de importancia aún mayor. Enseñarles sobre la belleza de nuestra fe católica y presentarles la persona de Cristo es un regalo que nunca expirará.
// Stephanie Salinas es una esposa y madre que vive en el Valle Oeste de Arizona. Originalmente de California, disfruta del tiempo con su familia apoyando a los equipos deportivos de Los Ángeles. Tiene una licenciatura en Comunicaciones y su experiencia es en el ministerio parroquial y diocesano. Su corazón está en la planificación de oportunidades de encuentro con Cristo a través de eventos Blessed is She, al mismo tiempo facilitando recursos para la comunidad hispana.