Paseando por Guanajuato, México, miré por la ventana. Inhalé profundamente, y exhale, dándole gracias a Dios por esta tierra tan bonita que nos ha dado, y por darme la oportunidad de experimentar toda su grandeza.
En ese momento, reconocí la gloria de Dios. Pero ¿cuántas veces, cuando estamos orando, decimos gracias a Dios, sin pensar en lo que estamos diciendo? Es tan fácil decirlo, pero para sentirlo y decirlo de corazón, hay que abrirnos al Espíritu Santo.
En los tiempos antiguos, los judíos hacían todo según la ley. Pues, con todo escrito de cómo tienes que vivir, qué fácil es seguir la religión para llegar al Reino de Dios. Pero entonces vino Jesús. Y con Jesus, empezó a cambiar todo.
Jesús no vino a abolir la ley, sino a darle plenitud. ¿Qué significa eso para nosotros? Pues, ahora no es solamente hacer, sino creer – sentir. No significa que no haya que seguir lo que dice la Iglesia. Pero Jesús nos envió su Espíritu Santo y nos invita a vivir una vida en el Espíritu, a cumplir la ley con un corazón lleno del Espíritu.
Nuestra fe católica es tan bonita. Nos da muchísimas maneras de profundizar nuestra fe y nuestra relación con Dios. Nos da cosas tangibles en la misa que nos acercan a Dios …la Eucaristía literalmente lo hace. Entonces ¿Por qué es tan difícil reconocer la abundante gloria de Dios cuando cada misa – cada día la podemos experimentar?
Dios, llena nuestros corazones de tu Santo Espíritu, para que en cada momento te podamos dar gloria. Para que veamos tu gloriosa creación y reconozcamos tu abundante poder, tu abundante amor, y que te demos gracias por todo lo que nos das. Y que con corazones llenos del Espíritu Santo, podamos tener vidas que muestren tu inmensa gloria a todo el mundo.
Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Es esposa e hija amada de Dios. Aunque creció en escuelas Católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).