“En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola... (Lucas 18, 1)
Como la viuda en el Evangelio de hoy, quien no se da por vencida, necesitamos siempre ir a Dios en la oración – Él es el juez justo, pero también es nuestro mejor amigo, y es misericordioso. Y como queremos siempre contarle todo a nuestro mejor amigo, necesitamos ir a Jesús primero sin cansarnos: “En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola... (Lc 18, 1).” Él es el Todopoderoso y quiere lo mejor para nosotras, pero también desea una relación con nosotras, desea escuchar nuestras voces, continuamente, cada día y durante todo. Quiere enseñarnos su amor misericordioso.
Pero cuando rezamos, ¿de verdad tenemos fe? A veces cuando rezo, se puede sentir que sólo estoy hablándome a mí misma, porque no veo resultados instantáneamente. Con tanta injusticia, tragedia y guerra en el mundo, a veces nuestras oraciones parecen inútiles y perdemos fe…algo muy peligroso.
Tener fe es confiar en la Persona a quién amamos y conocemos. Pero aún más importante, Él nos ama infinitamente, algo que no merecemos, un amor que pasa de justicia a la misericordia: “Santo Tomás dice que ‘tener misericordia pertenece a la naturaleza de Dios, y es en esto que Su omnipotencia se manifiesta en el grado más alto’” (Padre Jean C.J. D’Elbée, I Believe in Love 29). Tenemos que confiar en su amor y recordar “los prodigios del Señor” (Salmo 105, 5a).
Quizás, Dios en su Voluntad perfecta, actuará o no actuará en el modo que queramos que actúe, pero tenemos que tener fe en Él porque Él sabe lo mejor para nosotras, siempre.
// Alexandra Geigel vive en el norte de Virginia y tiene padres de Guatemala y Puerto Rico. Estudia español en la universidad y es líder de un grupo de estudio bíblico para mujeres universitarias. Le encanta leer la biblia, escribir historias y tocar su ukelele. Lo más importante para ella es su fe católica y quiere que todas las personas conozcan el Corazón de Jesús a través de una relación personal con Él y devoción a la Eucaristía.