Las grandes preguntas de todo discípulo pueden resumirse en una: ¿Cómo cumplir la voluntad del Padre? En la complejidad del mar de la vida, una va navegando y sorteando todo tipo de aguas. Unas veces nos encontramos a merced de terribles tormentas y nos vemos obligadas a enfrentar aguas turbulentas. Otras, navegamos fácilmente por aguas tranquilas y cristalinas. Pero en todo caso, la pregunta permanece. ¿Cómo cumplir la voluntad del Padre en cada situación? O mejor aún, ¿Cómo confiar en que la voluntad del Padre es la que me hará más plena y feliz?
En el Evangelio de hoy, el mal administrador se ve de pronto en una situación complicada a causa de su propia deshonestidad. Pierde su puesto por haber administrado mal lo que le fue dado. Su reacción es buscar, como último recurso, la ayuda de otros, y lo hace con una habilidad mundana extraordinaria. “Los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz”.
Me pregunto si, en vez de haber usado esa habilidad como último recurso al margen de su amo, la hubiera aplicado en su trabajo junto a su amo. Lo habría tenido todo: éxito laboral y personal, buena reputación, seguridad, y aprecio. No sé si el administrador hizo bien o mal con aquella hábil actitud, pero me queda claro que la voluntad del Padre es que lo tengamos todo y a manos llenas. Usar lo que nos ha dado acorde a Su voluntad nos permite tenerlo todo, mientras que usar los dones dados fuera de Su voluntad pueden alcanzarnos soluciones, pero siempre limitadas.
La voluntad del Dios de la luz desea la totalidad del bien para nosotras, el mundo sólo puede darnos las migajas restantes.
// Teresa Salmerón nació en la Ciudad de México, donde creció en una familia católica practicante y donde formó la suya propia. Ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos. Actualmente reside en Ohio, donde ha vivido desde hace 12 años y donde trabaja como traductora y maestra de español. Teresa tiene 3 hijos adultos a los que ama profundamente. Ha sido catequista y actualmente facilita un estudio Bíblico de un grupo de mujeres de su parroquia. A Teresa le gusta mucho bailar, leer, cocinar y convivir con su familia y amigos; y se siente profundamente agradecida por el infinito amor de Dios.