“¡Ya nos casamos!” Dijimos al salir de la iglesia al son del mariachi. Qué emoción…sentimos como si nada ni nadie nos pudiera detener. Bailamos toda la noche rodeados de todos nuestros seres queridos. Qué bonito es el plan de Dios.
Después la luna de miel, y pues obviamente lo que sigue es ir directo al hospital, ¿no? Pues para nosotros casi fue así. El día antes de nuestro vuelo, me puse muy enferma y terminé en el hospital. Tuvimos que cambiar los vuelos y todos nuestros planes.
Estuve ahí por casi dos días. Pero fueron dos días de mucha oración y mucho amor y mucho descanso.
Después de tanto correr, ya no pudimos encontrar la paz que nos estaba ofreciendo Dios hasta que nos paró por completo. Jesús mandó a sus discípulos a proclamar la palabra, sanar a los enfermos, resucitar a los muertos. También les dijo que ofrecieran la paz a cada casa, a cada pueblo en el que entraban.
Lo que viene después es lo más importante. Jesús nos ofrece su paz. Pero tenemos que ser dignas de recibir esa paz, y tenemos que abrir nuestros corazones para recibirla.
Si no estamos haciendo espacio para Dios en nuestros corazones, en nuestras vidas, no somos dignas de recibir la paz del Señor.
En esos dos días en el hospital, mi esposo y yo cambiamos y crecimos mucho. Nuestras súplicas al Señor se convirtieron en alabanzas y agradecimiento de que yo estuve bien. Y le dimos gracias por su maravilloso plan y por detenernos para redirigir nuestras vidas hacia Él.
¿Cuántas veces tiene que venir Dios a nuestra casa, tocando la puerta, para que lo dejemos entrar?
Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Es esposa e hija amada de Dios. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).