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Cuando mi hijo murió, no pasó mucho tiempo antes de que mi coraje se volviera hacia los amigos y familiares, incluyéndome a mí, que lo habían lastimado. Una vez que reconocí este enojo, el siguiente paso fue el perdón.
Perdonar no es fácil, pero tampoco es opcional. Se nos ordena perdonar por nuestro propio bien. Con el tiempo, la falta de perdón se transforma en amargura y resentimiento que pueden manifestarse en problemas estomacales, artritis y enfermedades autoinmunes.
Peor aún, no podemos recibir el perdón de Dios para nosotros cuando nos negamos a perdonar. Por eso Jesús nos dice en el evangelio de hoy que dejemos nuestra ofrenda en el altar y nos reconciliemos con nuestro hermano antes de volver a adorar.
¿Cómo perdonamos cuando se siente imposible?
Un buen lugar para comenzar es meditando en los sufrimientos de Jesús en la cruz y su oración: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen".
Hermana, esta Cuaresma, trae a Jesús cualquier falta de perdón que encuentres en tu corazón. El que perdonó a sus abusadores te mostrará el camino para perdonar.
Lani Bogart aprendió por primera vez sobre el catolicismo mientras servía con su familia en Guatemala como misionera evangélica (1990 - 1996). Recientemente se mudó con su esposo diácono a Houston, TX. Allí,está rodeada por sus hijos adultos y nueve nietos y encuentra alegría en todas las cosas verdes y florecientes.