“Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse”. (Lucas 21, 33)
El Señor es fiel. Siempre. Deja que estas palabras de Jesús en el Evangelio de hoy te inunden de paz, de la Paz que sólo Él puede dar.
Déjate descansar en Su fidelidad, hermana. Aunque derrumbaran las montañas, Su amor sigue firme. Aunque dejaran de existir el cielo y la tierra, Sus palabras permanecen.
Ahora en mi vida me encuentro en un momento de muchos cambios y nuevos comienzos. El Señor me ha llamado a un nuevo lugar, a salir fuera de mi zona de confort en muchos sentidos. Y a veces me cuesta confiar en Él. Cuando me fijo en todos los cambios a mi alrededor, empiezo a hundirme. Pero con mi mirada fija en Él, cada día poquito a poco me va enseñando a seguirle y a hacer Su voluntad. Su gracia me basta.
En esta vida tan marcada de un sin parar de movimiento y cambios constantes, deja que Jesús sea tu roca y tu baluarte. Cuando absolutamente nada parece tener sentido, corre a Él. Ya está deseando que te acerques.
Jesús nos dice estas palabras en el Evangelio de hoy no para asustarnos sino porque nos ama más de lo que podríamos imaginar. Quiere que estemos con Él para siempre. Y es por eso que nos invita a que nos despertemos y que levantemos la cabeza para fijar nuestra mirada solamente en Él. Se acerca la hora de nuestra salvación, hermanas. No tengamos miedo, corramos a Él con la confianza y abandono de una niña en brazos de su madre.
Dejemos que este adviento sea un despertar de nuestro sueño. Jesús ya viene, hermanas, ¡salgamos a Su encuentro!
“Estén atentos y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor.” (Lucas 21, 28)
// Ashleigh Ladner es hermana, amiga, madrina, tía, y profesora de secundaria, y sobre todo, hija amada de Dios. Originalmente de New Orleans, Louisiana, actualmente está viviendo en Madrid, España. Le encanta viajar y conocer lugares nuevos, leer, un buen expreso, y los girasoles. Sus modelos a seguir en la vida incluyen santa María Magdalena, san Ignacio de Loyola, san Juan Evangelista, y santa Teresa de Jesús.