Esta parábola la he leído en diferentes momentos de mi vida y en cada una sentí que el Señor me decía algo diferente. Y hoy es algo similar.
El Evangelio de hoy nos habla de esas monedas o talentos que el Señor nos ha dado y lo que espera de nosotras en base a estos. Tal vez tú, al igual que yo, has pensado, “¿Cuál es mi talento?” O, “¿Cómo lo hago fructífero antes de que el Señor regrese?”
Aún sigo trabajando en esas respuestas, pero creo que cada una de nosotras tiene muchos talentos y, dependiendo del momento de nuestras vidas y de nuestra vocación, ciertos talentos se irán haciendo más presentes que otros.
Leyendo sobre San Francisco de Sales – este mes es mi invitado especial – él menciona que esta parábola no sólo se aplica a las virtudes sino también a las mortificaciones o combates de nuestro día a día, y también cómo podemos lograr que sean fructíferas. Él nos dice, "Pero en los bienes espirituales, ¡oh! nunca pensemos mientras estamos en este exilio, que ya tenemos bastante, sino que hemos de disponernos continuamente a recibir un aumento de gracia.”
Hermanas, sigan buscando ese aumento de gracia cada día.
// Clara Holeyfield nació y vivió hasta los 28 años en su amado Perú, donde su familia y educación le enseñaron a amar a nuestro Señor y a la virgen María, a quien ella llama "Mamita". Clara es traductora y trabajó como docente de inglés como segunda lengua pero actualmente sigue uno de sus sueños siendo decoradora de pasteles en entrenamiento. Actualmente, ella reside en Arizona, Estados Unidos con su esposo Samuel, con quien cada día anhelan y se esfuerzan por poner siempre primero a Jesucristo en su día a día. El rosario los ha acompañado desde el inicio de su relación y la consagración a María ha sido una de las mejores decisiones que ambos hayan tomado .