¿Alguna vez has querido que alguien que no conoce a Dios, lo conozca? Quieres hacer todo lo posible para que esto suceda. Quizás la persona ha mostrado algún pequeño interés en conocer más acerca de la Iglesia, de sus enseñanzas, creencias, o de la Misa.
Recuerdo una vez en que alguien muy cercano a mi quiso ir a la Confesión por primera vez desde hace varios años. Yo imaginé que esta persona tenía miedo de ir, sin saber y sin preguntar si eso era lo que realmente pasaba. Así que le conté mil diferentes maneras de lo que es la Confesión. Por ejemplo, hice una comparación entre un hombre que recoge la basura y un sacerdote que escucha los pecados. El sacerdote es como el hombre que trabaja recogiendo basura y los pecados son como la basura. El recoge la basura y no esculca, no hace preguntas y solo se los lleva al basural. Yo le conté esto porque quería que no tuviera miedo. También le di ejemplos de lo que son los pecados. Casi casi le digo que pecados tenía. En fin, le quise contar en media hora lo que a mi me tomó 10 años entender.
La primera lectura de hoy me recuerda que Dios siempre provee, así como proveo por los Israelitas en el desierto. Después ellos pidieron un rey y les dio a Saul, después a David hasta que hizo nacer a Jesús.
Hermanas, cuando nos sentimos agobiadas por querer que alguien conozca a Dios, recordemos que todo tiene su tiempo y Dios proveerá entendimiento para nuestros seres queridos así como proveo en el desierto.
San Juan Bautista, ora por nosotros.
Dulce Aguirre creció como católica “por cultura” y se encontró, dulcemente, por primera vez cara a cara con el Señor durante un ensayo en el coro de su parroquia a la edad de 14 años. Ha sido la única católica practicante en su familia desde ese tiempo (hasta hace poco). Su modo de oración favorito es cantar y tocar la guitarra. Le encanta caminar en los parques y ver la belleza de la naturaleza, especialmente sentir el aire bajo la sombra de los árboles. Sus santos favoritos son Padre Pio, Santa Faustina, San Rafael Arcangel, Santa Hildegarda de Bingen y San Ignacio de Loyola.