Un día en nuestro grupo de jóvenes, llegó el tema de problemas con los papás y de maldiciones generacionales. Era algo un poco difícil para los jóvenes. Pero les preguntamos: ¿Quiénes de ustedes ya están pensando en cómo van a tratar a sus niños? Y ¿Cuántos dicen que nunca van a tratar a sus hijos como sus papás les han tratado a ustedes?” Todos dijeron que sí y que si querían hacer las cosas diferente con sus hijos.
“Pues eso,” les decíamos “significa que quieren romper el ciclo – que quieren romper esa maldición generacional que tienen en sus familias.” Yo dije que pensaba igual. Ya hemos decidido mi esposo y yo que vamos a hacer las cosas diferente.
Pero después lo pensé un poco más profundo, y dije que pues que mejor sería si podríamos romper el ciclo no solo con nuestros hijos, sino con nuestros papás también. Solo un niño dijo que lo pensaba posible.
En la segunda lectura de hoy, Pablo habla de la esperanza que debemos tener por la vida eterna. Yo creo que esto aplica en muchas otras situaciones también. Nos dice: “Pues, si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que murieron en Jesús, Dios los llevará con él.”
Y sí, tan simple, si creemos en todo eso, entonces debemos tener esperanza! Esperanza por nuestro futuro, por nuestra vida, por las situaciones difíciles, y por la vida eterna con Dios que nos prometió.
Todo es posible con Dios. No podemos romper ninguna maldición sin Él. Hay que tener esperanza, seguir viviendo por Él y en Él, y así prepararnos para todo lo que nos ha prometido – porque no sabemos ni el día ni la hora.
// Jacqueline Sevier es esposa, hija amada de Dios, y futura mamá. Vive en Tyrone, GA con su esposo y están esperando con mucha emoción a su primer bebe el año que viene. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su esposo, comer tacos, y cantar (siempre).