¿Qué es la fe? Muchas veces me he preguntado si llevo una vida de fe. Creo que muchas de nosotras nos hemos hecho la misma pregunta. El concepto de fe lo podemos encontrar en muchas fuentes, pero meditando en las escrituras de hoy, el Señor nos quiere recalcar ese concepto en nuestros corazones.
Hoy vemos a Abraham, el padre de la fe, pasar por un momento difícil. Sara ha muerto y él está preocupado por Isaac, el hijo de la promesa. Me pongo en el lugar de Abraham quién seguro se hizo las mismas preguntas: ¿Tendré las fuerzas suficientes para llevar a cabo lo que necesito hacer? ¿Quién me ayudará? ¿Estoy haciendo la voluntad de Dios?
Recuerdo hacerme las mismas preguntas después de haber estado laborando por tres meses en esta nueva institución. Me sentía cansada, agotada, sentía que el trabajo era mucho para mí, que no podía lograrlo. ¿Y si mejor renuncio? ¿A lo mejor el Señor no quiere esto para mí? ¿Por qué hacer algo que me causa estrés y ansiedad? La voluntad del Señor no me debería causar ansiedad o generar dificultades, ¿o sí? Todas estas preguntas rondaban mi mente mientras enfrentaba el dilema de si seguir en mi trabajo o renunciar.
Luego de orar y meditar por varios días preguntando al Señor qué hacer. Él sólo me respondió que estaría conmigo y que aunque pasara por momentos difíciles, su mano no me dejaría caer. Llegué a la conclusión de que sin importar la decisión que tome, Él estaría conmigo y que yo debía tomar la decisión sola.
Desde todas las perspectivas, permanecer en mi trabajo era la mejor opción. Así que como Abraham, aun con dolor y preocupaciones, seguí adelante porque es cierto lo que dice el salmo de hoy: en el dolor o en la dificultad, Él nos dará alivio y su misericordia es eterna.
Así como Isaac, cuando encontró a Rebeca y recibió el consuelo que necesitaba por la muerte de su madre, Dios me consoló y alivió durante esos meses hasta que terminó mi contrato laboral. Cuando terminé dicho período, me di cuenta de que lo que me parecía difícil o imposible con la ayuda del Señor ya no lo era y terminé trabajando en ese lugar por algunos años. Obviamente, cada día trae sus propios retos, pero su misericordia es eterna y cada día la experimentamos.
Hermanas, cuando estamos en un momento de dificultad, el Señor nos invita a darle el sí. Un sí que significa en Ti confío, en tu misericordia me apoyo, tu consuelo me basta para los días difíciles. Así como Mateo en el evangelio de hoy, cuando nuestro Señor Jesús lo invita a seguirlo, él no dijo nada, sólo se puso de pie y lo siguió.
Clara Holeyfield nació y vivió hasta los 28 años en su amado Perú, donde su familia y educación le enseñaron a amar a nuestro Señor y a la virgen María, a quien ella llama "Mamita". Clara es traductora y docente de inglés como segunda lengua. Actualmente, ella reside en Arizona, Estados Unidos con su esposo Samuel, con quien anhelan y se esfuerzan por poner siempre primero a Jesucristo en su día a día. El rosario los ha acompañado desde el inicio de su relación y la consagración a María ha sido una de las mejores decisiones que ambos hayan tomado.