Me da miedo a veces confesarme. En parte porque me da mucha dificultad perdonarme a mí misma. Por otra parte, porque me cuesta muchísimo, y es una lucha diaria, entender el amor y la misericordia que tiene Dios para mí y para todos.
¿Cómo puede ser que, sin merecer su amor, sin merecer su misericordia…. que me lo da siempre? ¿Cómo puede tener tanto amor por mí? No soy nada.
Y después me digo…”Pues entiéndelo, hermana, porque así es y así será para siempre.”
A veces, para que nuestros corazones sanen, necesitamos sentir ese amor de Dios. Ese amor que sólo Él nos puede dar. Necesitamos de su misericordia. Y, ¿dónde encontramos eso? En los sacramentos, especialmente en el de la confesión.
Por todo lo malo, por tantos pecados que podamos hacer, Dios sigue teniendo para nosotras un amor infinito – una misericordia infinita.
Pedro dijo que Dios le dio su aprobación a los paganos aunque fueran diferentes, aunque hicieran cosas que para los judíos eran pecados. Dios les dio su Espíritu Santo sin hacer distinción alguna.
Entonces, sin importar de dónde venimos; sin importar nuestro pasado, Dios nos ama, nos ofrece su amor y misericordia. Nos ofrece su Espíritu Santo para que tengamos a Dios siempre con nosotros.
Hoy Jesús nos dice: “Como el Padre me ama, así los amo yo… Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor.”
Tenemos tantas oportunidades de encontrar el amor de Dios. Él nos busca – nos quiere con Él. Lo que muchas veces nos falta es ir a Él, y morar en su amor infinito.
Tal vez tienes miedo, hermana. Tal vez has sentido el dolor del rechazo. Tal vez has pedido perdón pero no te escucharon. Tal vez te cuesta perdonarte a ti misma, o sientes que ya no mereces amor, por tus fallas, por tus pecados.
Pero hermana, esto te digo, que Dios, nuestro Dios, que es amor eterno, te ama a ti. Te ama profundamente. Y siempre está para ti. Siempre está ahí, esperándote a que aceptes su amor y su abundante misericordia. Siempre te amará. Siempre.
Jacqueline Sevier es de Tyrone, GA. Está esperando, con mucha emoción, su boda en mayo.. Aunque creció en escuelas Católicas , no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Es cantante y canta en el coro de su parroquia, donde conoció a su futuro esposo. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su novio. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito, cocinar con su novio, comer tacos, y cantar (siempre).
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