“¿Cómo pudo Dios dejar que pasara eso a José?”, podemos pensar al rezar con la primera lectura de hoy. A lo largo de la historia de salvación, vemos como el pueblo de Israel era débil, igual que nosotras. Era el pueblo amado y escogido de Dios, pero no eran perfectos. Continuamente tropezaban y se levantaban de nuevo.
Seguro que para José esto era un sufrimiento muy grande. Cuando sufrimos, sea por el mal que se nos ha hecho, una enfermedad, la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, una relación rota…. tal vez no entendemos el porqué o pensamos que no podemos cargar con ello. Tal vez hasta podemos llegar a dudar de Dios, si nos ama de verdad.
A Dios no se le escapa tu sufrimiento, hermana. Te ve y te ama. Está contigo donde estás, tal y como estás. De hecho, ya se cargó con la cruz por amor a ti.
Lo veremos más tarde en la historia de José, cómo Dios convierte una situación de muerte en vida para el bien de José y de sus hermanos.
Así que no sé en qué momento te encuentras ahora mismo en esta temporada de cuaresma, hermana. Rezo que aprovechemos bien este tiempo regalado de Dios para morir a todo lo que nos aleja de Dios, para unirnos a Él. Tengamos fe que nuestras cruces no nos llevarán a la muerte sino que son para nuestra santificación, para llevarnos al cielo.
¿Qué te hace sufrir hoy, hermana? ¿Cuál es tu cruz? Abrázala. Bésala. Entrégala a Él. Hasta da las gracias por ella. Porque sólo cuando aprendamos a abrazar nuestra cruz, allí es cuando Dios puede obrar en nuestras vidas y la convierte en una cruz gloriosa.
// Ashleigh Ladner es hermana, amiga, madrina, tía, y profesora de secundaria, y sobre todo, hija amada de Dios. Originalmente de New Orleans, Louisiana, actualmente está viviendo en Madrid, España. Le encanta viajar y conocer lugares nuevos, leer, un buen expreso, y los girasoles. Sus modelos a seguir en la vida incluyen santa María Magdalena, san Ignacio de Loyola, san Juan, y santa Teresa de Jesús.