Estaba de rodillas en la capilla de adoración perpetua, desesperada. Anhelaba una respuesta del Señor, pero no escuché nada. Justo en ese momento me acordé de las palabras del santo cura de Ars que oraba ante el Sagrario: “Yo le miro y Él me mira.” (cf F. Trochu, Le Curé d'Ars Saint Jean-Marie Vianney).
Una paz inesperada infundió mi alma. Jesús, quien me conoce íntimamente, ya sabía que lo que realmente necesitaba en ese momento no eran palabras… sino Su presencia.
Puede que las lecturas de hoy te dejen un poco desconcertada, hermana. Por lo menos a mí me ha pasado. Entre el sufrimiento del pueblo de Israel a causa de la pérdida de sus seres queridos en la batalla y el Evangelio súper corto narrando como incluso los más cercanos a Jesús pensaban que se había vuelto loco, podemos preguntarnos qué es lo que el Señor nos quiere decir con esta Palabra. A lo mejor no comprendemos, a lo mejor no sentimos nada, o incluso no nos dicen nada las lecturas.
Tranquila, querida hermana. Quizás Jesús no nos está invitando a comprenderlo todo. Quizás sencillamente nos está invitando a descansar en Su presencia y perseverar en la escucha de la Palabra a pesar de no entender o sentir nada. Si de verdad creemos que Él está presente en la oración con nosotras, no hacen falta las palabras siempre.
Uno de mis propósitos este año es escuchar el podcast del padre Mike Schmitz, “The Bible in a Year.” Algunos días las lecturas me inspiran mucho y me esclarecen la verdad en mi vida. Y otros días no entiendo o no me hacen sentir nada. Pero pienso seguir pidiendo las gracias necesarias para acoger la Palabra de Dios cada día y te invito a acompañarme, hermana.
Mi amado Jesús, yo Te miro y Tú me miras. Dame las gracias de la perseverancia y la abertura a Tu Palabra. Envía Tu Espíritu, para que me abra a lo que quieres decirme. Y si no entiendo, concédeme simplemente gozar de estar contigo y dejar que Tu gran amor por mí me llene de paz y confianza. Amén.
// Ashleigh Ladner es hermana, amiga, madrina, tía, y profesora de secundaria, y sobre todo, hija amada de Dios. Originalmente de New Orleans, Louisiana, actualmente está viviendo en Madrid, España. Le encanta viajar y conocer lugares nuevos, leer, un buen expreso, y los girasoles. Sus modelos a seguir en la vida incluyen santa María Magdalena, san Ignacio de Loyola, san Juan, y santa Teresa de Jesús.